Physeter macrocephalus
Ilustración realizada por Chloé Yzoard
Descripción
El cachalote (Physeter macrocephalus. Linnaeus, 1758), pertenece a la familia Physeteridae, siendo la especie con mayor longitud del suborden Odontoceti (cetáceos con dientes), llegando a superar los 20 metros de longitud.
Se caracteriza por presentar un complejo nasal masivo, que puede abarcar entre un cuarto y un tercio del tamaño corporal del animal (25% de la longitud al nacer, 31% en las hembras adultas y 36% en los machos adultos). En el extremo terminal izquierdo de la cabeza poseen un único aventador de forma sigmoidal, lo que provoca que su soplido sea bajo y dirigido hacia delante y hacia la izquierda.
De color gris oscuro, tienen un cuerpo grande y robusto, algo comprimido lateralmente, con la piel mostrando arrugas. A menudo poseen áreas blanquecinas en el vientre, la cabeza y alrededor de la mandíbula inferior. Tienen la mandíbula inferior larga y estrecha, con 16-29 pares de dientes cónicos y de gran tamaño (pueden alcanzar los 25 cm de altura y 500 g de peso) que encajan en una serie de alvéolos de la mandíbula superior. La aleta dorsal, situada en la parte posterior del cuerpo, está poco definida, formando una giba característica. Tras ésta aparecen una serie de 4-5 pequeñas jorobas que terminan en el pedúnculo caudal. Las aletas pectorales son cortas y con forma de paleta, no representando más del 9-10% de la longitud total del animal.
Historia natural
El cachalote presenta un dimorfismo sexual muy acentuado, siendo los machos adultos mucho más grandes que las hembras. Los machos de esta especie llegan a medir hasta 19 metros y pesar unas 45 toneladas, mientras que las hembras no superan los 12 metros de longitud y pesan un tercio que los machos (15 T.).
Los apareamientos suelen tener lugar desde mitad del invierno hasta mitad del verano, aunque la estación reproductura no está bien definida. La gestación parece durar de 14-15 meses (algunos autores sugieren que puede llegar a los 19), y el nacimiento de una única cría tiene lugar en primavera-verano. Se cree que las crías de cachalote nacen con tallas aproximadas a 4 metros de longitud (Rice, 1989), aunque los datos sobre especímenes jóvenes de cachalote son escasos. El periodo lactante de las crías puede llegar a los 3 años, siendo la media de 2 años (Rice 1989). Aunque la lactancia puede prolongarse durante años, las crías son capaces de ingerir alimentos sólidos desde prácticamente el primer año, sin necesidad de poseer dientes en su mandíbula inferior (Clarke, 1980, Rice 1989).
Distribución y hábitat
Se distribuye por las aguas de todos los océanos, desde latitudes tropicales hasta las aguas polares (Rice, 1989). Aunque cada sexo se distribuye de forma diferente (Gulland, 1974), encontrándose a los machos adultos solitarios en zonas frías tanto del ártico como del antártico, mientras que las hembras forman grupos con otras hembras e individuos inmaduros en aguas templado-cálidas. La temperatura parece marcar la frontera de la distribución de las hembras y crías, encontrándose restringidas a áreas con una temperatura superficial superior a los 15º C, lo que corresponde aproximadamente a los 40º latitudinales (50º en el Pacífico Norte). En cambio, los machos se dispersan de sus grupos natales y viajan gradualmente a latitudes mucho más altas, llegando a aguas con temperaturas de unos 0º C (Rice, 1989).
La presencia de cachalotes en Canarias fue descrita por primera vez por el Dr. André en el año 1997. En este trabajo se constató la existencia de grupos de cachalotes durante todo el año en el archipiélago, que parecen desplazarse entre las islas en función de la disponibilidad de alimento. Los grupos de hembras y juveniles son nómadas, desplazándose a consecuencia de las variaciones de los recursos tróficos y con áreas de campeo de diámetros tan extensos como 1450 km (Whitehead 2003).
Los estudios de los cetáceos varados en Canarias demuestran que el cachalote es la especie de cetáceo que más vara como consecuencia de la colisión con embarcaciones (Carrillo & Ritter, 2007), lo que unido al aumento del tráfico marítimo en las islas, puede estar provocando un declive sustancial en la población de cachalotes de las islas. Este declive poblacional es muy difícil de valorar dado el desconocimiento que existe en la actualidad en cuanto a su distribución y tamaño poblacional.
Dieta y técnicas de caza.
Aunque puede alimentarse ocasionalmente de calamares gigantes (gen. Architeuthis) su alimentación se basa principalmente en cefalópodos mesopelágicos de tamaño mediano, comprendidos entre los 0.1 y 10 kg de peso. Estos cefalópodos están constituidos por algunas pocas familias de calamares: Ommastrephidae, Onycoteuthidae, Gonatidae, Pholidoteuthidae, Octopoteuthidae, Histioteuthidae y Granchidae (Kawakami, 1980). De todas ellas, los histioteuthidos representan la mayoría de las presas encontradas en los contenidos estomacales de cachalotes varados en el mundo. No obstante, en algunos lugares del mundo como Islandia y el golfo de Alaska, la principal presa de los cachalotes son peces (Clarke,1987). Puede llegar a ingerir una biomasa equiparable a un 3% de su masa corporal al día (Lockyer, 1981).
Estructura social
El cachalote posee distintos grados de asociación social. El núcleo central de su sociedades lo forman grupos familiares de hembras relacionadas genéticamente entre sí (con sus crías y juveniles), que permanecen estables a lo largo de los años (Cristal et al., 1998; Whitehead, 1999; Mesnick 2001). Los machos, al alcanzar los 15-20 años abandonan los grupos familiares y forman grupos de solteros. Los machos adultos tienden a ser solitarios (Whitehead, 2003).
Comportamiento acústico
Varios autores han sugerido diferentes funciones para el órgano del espermaceti y las estructuras accesorias que se encuentran en la cabeza del cachalote (Carrier et al. 2002; Clarke 1978). La función más aceptada en la actualidad es que funcionan a modo de emisor acústico, haciendo a los animales capaces de producir chásquidos de ecolocalización de gran direccionalidad a frecuencias más bajas que las que se esperarían para un animal de su tamaño (Møhl et al. 2001, Møhl et. al., 2003a, 2003b, Madsen 2002, Madsen et. al. 2002a, 2002b, 2003 ) La función principal del órgano del espermaceti y las estructuras asociadas (el “junk”, los sacos y conductos aéreos, y los denominados “lábios de mono”, que rodean el canal nasal derecho, en el extremo distal del órgano) son de posibilitar la formación, ampliación y orientación de los chasquidos del cachalote, convirtiéndolo en un sistema muy potente de ecolocalización y de comunicación (Cranford 1999; Møhl et al. 2000).
Cranford (1999), Møhl et al. (2001) y Madsen (2002) han descrito como funciona el órgano del espermaceti y el “junk” para formar los “clicks” del cachalote. Unos esfínteres musculares propulsan el aire desde el saco nasal frontal hacia el conducto nasal derecho, haciendo vibrar los labios de mono. Una pequeña cantidad de energía se transmite al medio, mientras que la mayor parte se refleja hacia atrás, propagándose a través del órgano del espermaceti. Una segunda reflexión contra el saco nasal frontal envía de nuevo el click hacía delante, proyectando el sonido focalizado a través de las masas grasas del junk hacia el medio externo (Møhl et al., 2001). Una porción de esa energía sonora se refleja otra vez en el saco frontal y se dirige de nuevo hacia el órgano del espermaceti, repitiéndose el proceso. Estas reflexiones continuas, entre el saco distal y el frontal, provocan que los clicks de los cachalotes sean multipulsados.
Los clicks de ecolocalización del cachalote tienen frecuencias medias de emisión, que se encuentran entre los 5 y 25 kHz (Møhl et al. 2000, Madsen et al. 2002). Son el sonido biológico más potente que se ha podido registrar hasta la fecha, alcanzando los 223 dB re 1 μPa a 1m (R.M.S), lo que equivale a la intensidad del ruido producido por una avión a reacción concentrado en unos milisegundos (Møhl et al. 2000, Madsen et al. 2002). Esto ha llevado a algunos autores a sugerir su posible uso para aturdir presas (Møhl et al. 2000; Miller et al. 2004), aunque estudios recientes parecen desmentir esta teoria.
Una vez localizada la presa, el cachalote emite chasquidos a mayor velocidad (con un intervalo entre chásquidos reducido) según se acerca a ella, y en los momentos previos a su captura emiten un sonido denominado zumbido (en inglés, “creak” o buzz), que está formado por una sucesión muy rápida de chasquidos (Madsen et al. 2002). Estos zumbidos permiten al cachalote obtener más información por unidad de tiempo, previniendo posibles reacciones de huida de las presas. Madsen et al. (2002) estimaron que los chasquidos usuales se pueden escuchar a unos 16 km y los zumbidos a unos 6 km.
Además de los clicks de ecolocalización, los cachalotes producen dos tipos de pulsos omnidireccionales: los “slow clicks”, producidos sólo por los machos solitarios, emitidos en series repetitivas cada 6-8 segundos, que se pueden escuchar a más de 60 km y probablemente sirven para la comunicación larga distancia con otros individuos o grupos (Weilgart y Whitehead 1988; Madsen et al. 2002). También producen los denominados “codas”, que son series rítmicas de clicks, que se producen mayoritariamente en grupos de hembras con crías y que parecen tener funciones relacionadas con el mantenimiento de la cohesión de los mismos (Watkins & Schevill, 1977; Gordon, 1987; Weilgard &.Whitehead, 1993; Watwood et al., 2006). El cachalote produce también ocasionalmente “ráfagas de pulsos” (burst-pulses) (Goold, 1999; Weir et al., 2007) y sonidos con componentes tonales tipo “trompeta” (“trumpet”) (Teloni et al., 2005).
Otros comportamientos
Los cachalotes presentan dos tipos de contextos generales de comportamiento: alimentación a grandes profundidades y socialización/descanso en superficie (Whitehead & Weilgart 1991). Los periodos de alimentación constituyen el 75% del comportamiento normal de esta especie, para lo que se dispersán en un rango de 1-2 km (Whitehead, 1989). La duración media de sus inmersiones es de 40-50 minutos.
Durante los periodos de socialización/descansando en superficie los individuos forman subconjuntos, que muestran un comportamiento coordinado y se denominan “clusters” (Whitehead 2003). Durante estos periodos los cachalotes pueden permanecer abollados en superficie, aparentemente descansando; o ser muy activos.
Links de interés y curiosidades: